Este texto es parte de un libro que se llama Adiós a la calle de Claudio Zeiger, el capítulo es Travesías:
¨Sé que soy yo. No estoy tan desquiciada. Sólo pretendo estar afuera de mí, ser, si no su cuerpo (imposible), su alma. O una parte de su alma. Pretendo ser el alma de aquella que alguna vez fue un personaje (mi personaje y su enigma), la mujer perdida, la que no se reveló. Pues si como decía al recitar el poema del poeta chileno, bien sé yo que el cuerpo es sólo una palabra más, todo este juego cortazariano que pretendo hacer no es más que un inocente intento de evadirme de mi cuerpo cuando me oprima la garra de la enfermedad, cuando ya no pueda defenderme con palabras ni con personajes.
Entonces prosigo el juego en esta habitación de un hotel de Mar del Plata (N. A: bs. As. en este caso particular jaja). Pronto saldré a comer aunque no tenga hambre. La ciudad ya está fuera de temporada y el clima se enrarece entre cenizas grises y miradas torvas en la calle. ¡Una mujer sola que se aloja en un hotel! Es tan masculino llegar a una terminal de ómnibus en medio de la noche, arrastrarse fatigado a un hotel derruido y sórdido para pasar la noche. Sugiere: viajante de comercio, misterio viril, pena de amor contenida, pena sufrida en silencio. Pero la mujer tiene sólo dos opciones: o es loca o es puta.
Yo soy loca.
Prosigo el juego.¨
y pensar en si somos locas o putas.. es una mm inquietud no tan grande o sin sentido, más bien vale cuestionarse los momentos placenteros de locura o de des-control.